EL NARCOTRÁFICO, UN ECOCIDIO SILENCIOSO: 5.400 HECTÁREAS ARRASADAS EN DOS AÑOS

En el marco de las Jornadas de Capacitación en Aspectos Jurídicos y Ambientales sobre Procedimientos en Áreas Protegidas, promovidas por ITAIPU, el Ministro de la SENAD, Jalil Rachid, expuso la relación directa entre narcotráfico y destrucción sistemática de bosques en áreas protegidas.

Rachid destacó el nuevo enfoque de la lucha contra el narcotráfico con perspectiva ambiental, ante los daños que dejan los cultivos ilícitos de marihuana. Solo en los últimos dos años el crimen organizado arrasó 5.400 hectáreas de bosques, convertidas hoy en plantaciones ilegales. “Si se quiere legalizar la marihuana, entonces legalicemos también los delitos contra el medio ambiente”, refirió, al rechazar los discursos que promueven la legalización.

Subrayó que hablar de marihuana ilícita es hablar de deforestación: la recomposición forestal de esas superficies llevaría décadas. Dentro de esta nueva faceta del Derecho Ambiental, expuso herramientas jurídicas que amparan la persecución conjunta del delito ambiental y del narcotráfico. En este esquema se incorporan además guardaparques como actores clave en futuras intervenciones.

Reclamos de tierra ancestral como cobertura del narcotráfico
El ministro advirtió sobre la utilización de territorios indígenas para el usufructo ilícito del narcotráfico, con un daño ambiental acelerado, verificado mediante imágenes multitemporales. Instó a una respuesta multidisciplinaria frente a esta problemática.

Nueva identidad operativa: impacto ambiental y económico
La Operación Rafaelo en zonas protegidas del sur del país y el programa Restaurar -orientado a la reconstitución de árboles nativos mediante dispersión de semillas expresan la nueva identidad de la SENAD: combatir el crimen organizado y a la vez resguardar el ecosistema.

Este enfoque estratégico produjo un perjuicio estimado de USD 590 millones al crimen organizado

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